viernes, 1 de abril de 2011

HISTORIA DE LAS LÁMPARAS AHORRADORAS

Las lámparas ahorradoras de energía denominadas CFL (Compact Fluorescent Lamp – Lámpara Fluorescente Compacta) son una variante mejorada de las lámparas de tubos rectos fluorescentes, que fueron presentadas por primera vez al público en la Feria Mundial de New York efectuada en el año 1939.

Generalmente las lámparas o tubos rectos fluorescentes son voluminosos y pesados, por lo que en 1976 el ingeniero Edward Hammer, de la empresa norteamericana GE, creó una lámpara fluorescente compuesta por un tubo de vidrio alargado y de reducido diámetro, que dobló en forma de espiral para reducir sus dimensiones. Así construyó una lámpara fluorescente del tamaño aproximado de una bombilla común, cuyas propiedades de iluminación eran muy similares a la de una lámpara incandescente, pero con un consumo mucho menor y prácticamente sin disipación de calor al medio ambiente.

jueves, 10 de marzo de 2011

¿Bombillas ahorradoras de energía serían nocivas para la salud?

Las bombillas ahorradoras, conocidas como lámparas compactas fluorescentes, son nosivas para la salud.
De acuerdo con esta entidad equivalente al Ministerio de Medio Ambiente en Colombia, que si las personas están expuestas durante mucho tiempo a la luz que emiten, se arriesgan a sufrir de migraña y vértigo. Además, cuando se rompen accidentalmente, los consumidores se exponen a contaminación con mercurio, sustancia que hace parte de sus componentes.
En Colombia, por ejemplo, los ministerios de Minas y Energía y de Ambiente están obligando a las instituciones públicas a instalarlas y a reemplazar la luz tradicional de tungsteno para reducir sus gastos.  El plazo para aplicar esta norma se cumplió el 31 de diciembre del 2008.
Medidas similares se aplican en Argentina, Cuba, Venezuela y en el propio Reino Unido, que se puso como plazo el 2011 para que esta luz, que se sintoniza con las campañas en favor del medio ambiente, se vea en todo el país.
Según el informe, la migraña y el mareo se producen porque las bombillas ahorradoras tendrían una característica ionizante que afecta al aire que las rodea y lleva a las personas a respirar aire contaminado.
A su vez, las personas con piel sensible a la luz (fotosensibles) podrían sufrir de brotes o alergias frecuentes si exponen su piel constantemente a la iluminación fluorescente. En caso de que una bombilla se rompa accidentalmente, las personas deberán desalojar la habitación o el espacio afectado durante al menos 15 minutos para no tener contacto con el mercurio que la compone.
Despues de desalojar la habitacion por 15 minutos se recomienda colocarse guantes especiales para recojer los vidrios y reciclar de forma adecuada los guantes ya utilizados.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Porque cambiar a las bombillas ahorradoras

Las bombillas ahorradoras en el medio ambiente


El uso de las lámparas y tubos fluorecentes tiene implicaciones ambientales, ya que contienen Mercurio, un potente contaminante. Cada lámpara contiene miligramos de dicho metal. A nivel mundial no hay aún leyes y disposiciones legales, respecto a que hacer con los residuos producido por estas lámparas. De momento se realiza el almacenamiento de tubos y lámparas fluorecentes en recipientes estancos.

Falta de una normativa adecuada de tubos y lámparas fluorescentes, la utilización de los mismos es defendida por organizaciones ambientalistas, ya que su uso en lugar de la lámparas incandescentes, con el consiguiente ahorro de energía, minimiza la emisión de gases de efecto invernadero y contaminantes por parte de las plantas de generación de energía termoeléctrica.

Las bombillas ahorradoras en el ahora

Las bombillas ahorradoras son un adelanto tecnológico en donde se fusionan básicamente tres aplicaciones ya existentes, en primer lugar está la miniaturización de la ya conocida fluorescencia, principio en el que a través de choques de electrones con moléculas de gas y contacto con el fósforo producen el reconocido brillo de los tubos fluorescentes, de amplia utilización en los sectores comercial e industrial. En segundo lugar la adaptación de los circuitos electrónicos integrados al tamaño de una lámpara de este tipo y por último el uso del casquillo o rosca que conocemos en nuestros hogares con los bombillos incandescentes normales.
Este desarrollo permitió masificar la producción y uso de este producto ya que el circuito electrónico optimiza la cantidad de energía necesaria para producir una cantidad de luz equivalente a la de un bombillo incandescente de mayor potencia.
El ahorrador brinda opciones de diferentes tonalidades blancas de luz, que van desde el cálido (amarillento) hasta el frío (blanco azulado), pudiendo decorar y crear ambientes.
Adicionalmente, son el aporte individual que cada persona puede hacer para disminuir el calentamiento global generado por la emisión de gases CO2; sí ahorramos energía cambiando los incandescentes normales por ahorradores contribuiremos a que las hidroeléctricas sean suficientes y no se requiera de las termoeléctricas emanadoras de CO2.